Ir a los parques para perros casi parece una obligación si tienes a un miembro de cuatro patas en tu familia. Lo primero que se piensa cuando llega un cachorro a casa y se es consciente de la importancia de la socialización es: “tengo que llevar a mi perro al parque“. También es muy habitual entre las personas que tienen perrete que lo lleven allí porque sino no saben qué hacer con él.
En este artículo vamos a explicar porque los parques para perros no son siempre los mejores sitios para llevarlo porque también puede tener consecuencias negativas.
¿Qué problema hay en llevarlo a los parques para perros?
Aunque suelen ir los mismos dueños y mascotas siempre hay alguna incorporación nueva. Puede que sea un perro normal o puede que no, así que estar en un parque mientras no paran de llegar perros es una auténtica lotería. Alguno de los peludos que entran están mal socializados y no saben interactuar correctamente, tienen conductas agresivas, etc. No es raro que hayan encontronazos entre animales por algún motivo, muchos de ellos provocados por los dueños. Es bastante común que el dueño conforme entra le tire la pelota a su perro delante de veinte más o no pare de repartir chuches. Esto puede provocar un conflicto, como ya hemos comentado en varias ocasiones.
Por otra parte, al igual que puede ocurrir con los perros también puede haber problemas con otros dueños. Uno de los motivos frecuentes es que llegan, se ponen a fumar, a mirar cosas en el móvil y no se hacen mínimamente responsables de su mascota. Si le adviertes que su perro está molestando a otros se ofenden.
Si nuestro caso es el del propietario de un cachorro tampoco puedo alabar este entorno, al menos no como para llevarlo con frecuencia. En caso de que nuestro cachorro tenga una mala experiencia con un perro adulto que lo revuelque muy fuerte, o peor aún, lo agreda puede quedar marcado y con problemas de miedo u otros comportamientos indeseados. En esta etapa son especialmente sensibles y una experiencia de este tipo puede afectar negativamente a su comportamiento futuro.
También sucederá que todo el mundo achuchará y alterará al cachorro, entonces aprenderá que la gente equivale a excitación y probablemente salte sobre ellos. Otra consecuencia es que rápidamente verá que se lo pasa muy bien con los otros perros y que se divierte más que cuando está con nosotros, por tanto aprenderá a ignorar al dueño. Esto hará que entre a los parques tirando y que cuando nos vayamos no quiera caminar porque se quiere quedar un rato más.
Ante esta situación muchas personas castigan al perro con la correa, ya sea por tirar o por no querer andar, reforzando la idea en la cabeza del perro de que todo es mejor que nosotros. Seremos neutros para él en caso de no castigarlo a tirones y claramente negativos si lo hacemos, pero en ninguno de los dos casos positivos. Pero hay que recalcar que el objetivo de tener un perro debería ser potenciar una relación claramente positiva que derive en un vínculo sano.
Como muy acertadamente comentan los chicos de DogBuddy en su blog, un prototipo de persona propio de ese entorno es “el que lo sabe todo”. Todo es todo: adiestramiento, modificación de conductas indeseadas, cual es el mejor pienso, cómo tratar las diferentes enfermedades, etc. Es una especie de todo en uno adiestrador-educador-veterinario-etólogo-etc. Aunque estas personas parecen saber de todo luego te encuentras con que su perro no le hace el menor caso o tiene problemas de conducta, así que mejor no hablar mucho con él.
También existe otro personaje realmente inquietante que es el que corrige a los perros de los demás porque considera que están haciendo algo incorrecto, muchas veces cuando el perro sólo está jugando. Es una especie de César Millán macarra. Normalmente son los que dicen que tu perro es muy dominante y que hay que tumbarlo para hacerlo sumiso. Sólo con estos dos tipos de personas que hay en todos los parques del mundo realmente nos tenemos que plantear si es un sitio adecuado para llevar a nuestro peludo.
Hay vida más allá de los parques para perros
Obviamente no todo es negativo, hay personas encantadoras en los parques para perros y también muchos perros alegres y juguetones con los que vale la pena socializar. Pero queremos mostrar que hay vida más allá de los parques y muchas actividades para hacer con nuestros peludos.
Se supone que tenemos un perro para realizar actividades con él, disfrutar juntos y crear un buen vínculo. Si sólo nos limitamos a llevarlo a los parques para perros no estamos consiguiendo ninguno de estos objetivos. Realmente aquí nos deberíamos plantear algunas preguntas, la más importante es: ¿para qué quiero un perro? Si tu respuesta es para socializar estarás cumpliendo con tu objetivo, aunque realmente no hace falta tener un animal para establecer relaciones sociales con otras personas. Pero si nuestra respuesta es para hacer cosas con él claramente nos estamos equivocando en la forma de interactuar y establecer la relación.
Cada vez que salimos a la calle con nuestro perro es una oportunidad de fortalecer nuestros lazos afectivos. Si desperdiciamos estas ocasiones, o no avanzaremos en nuestra relación, o iremos perdiendo puntos y lo externo a nosotros será más atractivo para él. ¡Impliquemos a nuestro perrete en nuestras actividades diarias y lúdicas!
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Este artículo ha sido escrito por nuestros amigos de Entre perretes adiestramiento.
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